El ropero de una mujer hermosa 6

Si se perdieron el anterior, se los dejo aquí: https://ataviadadehermosura.wordpress.com/2021/04/16/el-ropero-de-una-mujer-hermosa-5/

Saludos!!!! Me ha costado un poco sentarme a escribir… estamos en período de exámenes en la institución donde trabajo y ha sido agotador eso de la revisión… y todavía no termino!!! Pero ya era tiempo de hacer una pausa para volver a nuestro tema.

¿Qué les pareció lo de las filacterias? tremendo, ¿verdad?

Bueno… pues hoy en la revisión del ropero seguimos hallando cosas increíbles sobre nuestra ropa, nuestros corazones, y ahora, nuestras mentes…

Lucas 8:26-27, 35 “Y arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea. Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros… Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio…”

Marcos 5:1-4, 15 “Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos. Y cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, que tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas. Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar… Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal…”

Estos son dos extractos de los pasajes de Marcos y Lucas que nos hablan del encuentro de Jesús con el endemoniado de la región de los gadarenos. Hablemos un poco de este hombre… dice Marcos que era un hombre con espíritu inmundo; claramente, un endemoniado. Ya en otro pasaje Jesús nos había dicho los objetivos del diablo: hurtar, matar y destruir (Juan 10:10). La condición de este hombre ilustra esa realidad. El diablo había robado su lucidez mental, sus relaciones familiares, le había privado de la calidez de morar en una casa con sus seres amados, de tener amigos, un trabajo provechoso… había destruido su vida… poco le faltaba para matarlo físicamente en ese momento.

El hombre estaba tan fuera de sí, que una de las cosas que se nos dice de él es que no vestía ropa… y luego de su encuentro con Jesús, con su acostumbrada delicadeza, la narrativa bíblica dice, que lo hallaron vestido y en su juicio cabal. Nada, pero nada en la Biblia está de más, o es información inútil. Estas palabras tienen un propósito.

La locura y la desnudez tienen relación. Algo no anda bien con el juicio de una mujer que sale a la calle semidesnuda. No puede ser de otra manera. Pero eso es lo que caracteriza nuestra sociedad actualmente. Están fuera de sí, y su manera de vestir (o no vestir), lo muestra claramente.

Las noticias de marchas feministas dan la vuelta al mundo… YouTube tiene videos a montón de esos eventos, y ¿qué hacen las mujeres en esas marchas y protestas?… bueno… la pregunta es, ¿qué es una de las cosas que las mujeres hacen en esas marchas y protestas? Van vestidas provocativamente y encima se despojan de la poca ropa que llevan. Pero, ¡¿qué les pasa?! (traten de imaginar un tono de voz de una persona totalmente confundida, porque así es como lo estaba pensando cuando lo escribí).

Hace unos días miré una entrevista que le hacían a un famoso politólogo cuya postura es contraria al feminismo. La entrevistadora, discutía con él sobre algo como, la sexualización del torso femenino (el hecho de que los hombres pueden andar sin camisa pero las mujeres no, porque provocan a los hombres… ellas aluden a que si el torso masculino no provoca pensamientos sexuales, tampoco el de la mujer debería provocarlos… que deberíamos ser libres de descubrirlos donde queramos porque lo que está mal no es nuestro pecho sino “la mirada patriarcal que los censura”). En esa entrevista, el varón entrevistado defendía el pudor, y era la mujer la que buscando sacarlo de sus casillas con su alegato, comenzó a desabrochar su blusa y preguntarle si eso lo hacía sentir incómodo. ¿Es esto un comportamiento normal? (consideré si poner el enlace de ese video en esta publicación, pero, hay cierto nivel de lenguaje que se usó allí que no quiero que sea encontrado en este blog; sin embargo, puede ser hallado en YouTube el video al que me refiero, y quizá más de alguna ya lo vio).

Pero aún hay esperanza… porque cuando ese hombre fue liberado por Jesús, las señales de haber recuperado la sanidad y la cordura fueron su quietud y su vestimenta. Dos cosas tan bellas y necesarias para nosotras.

I Pedro 3 nos habla de ese espíritu afable y apacible que debe caracterizar a una mujer creyente y dice que es el adorno que no perece… cualquier mujer que lo tenga estará ya suprema y perfectamente adornada. El mejor complemento para ese adorno interior, es el adorno exterior, que combina celestialmente con él.

Usaré ahora unas líneas de una de las predicaciones de mi esposo sobre este tema:

En toda discusión sobre vestir modesta o inmodestamente, en algún momento surge la pregunta que podríamos llamar: “la pregunta que marca la línea divisoria”. ¿Dónde está, exactamente, la línea divisoria entre ropa aceptable y no aceptable? ¿Cómo puedo saber dónde está? No la cruzaré, pero, ¿puede por favor decirme precisamente dónde está?

La palabra «pudor» responde a “la pregunta que marca la línea divisoria” porque el cristiano modesto dice: “¡No quiero acercarme a esa línea! Quizá no sepa dónde exactamente está la línea divisoria entre la ropa aceptable y la no aceptable, pero sé más o menos dónde está… y me mantendré lejos de ella”. El cristiano no se acerca a la línea divisoria… más bien se aleja de ella.

Hubo una vez un hombre piadoso que necesitaba contratar un cochero para que llevara y trajera a su única hija de la casa a la escuela. El padre entrevistó a tres cocheros. Los llevó a un sendero estrecho desde donde se veía un precipicio, y les hizo la misma pregunta a los tres: ¿qué tan cerca del precipicio se atrevería a conducir?

El primero, queriendo parecer muy diestro dijo: A 20 centímetros. El segundo, no queriendo quedarse atrás dijo: A 10 centímetros. Pero el tercero dijo: yo me mantendré lo más lejos que pueda de este precipicio. A este fue a quien el padre contrató. Con él su hija estaría a salvo.

Hoy día los cristianos que aún visten con modestia andan muy cerca de la línea (precipicio). Si usted les dice que la falda debe ser abajo de la rodilla… andarán la falda justo en esa misma línea… al límite y nada más abajo. Se acercan peligrosamente al límite, enfrentando continua tentación de ignorarlo… “solo está un poquitito más arriba, pero no es nada… ni se nota”.

Como dije antes, algo falla en el juicio de la mujer a la que le parece bien exhibir partes de su cuerpo de forma inmodesta, lo mismo que falla en el juicio de una creyente que ante su propio reflejo en el espejo, se dice a sí misma que su falda no está corta, que su blusa no es escotada, que su vestido no está ceñido a su cuerpo… Algo falla, definitivamente. Como en Legión, hay alguien obrando en su pensamiento corrompiendo su juicio para que se anime a exhibirse. Quisiera decir que somos víctimas inocentes en este caso, pero no es así… ya Santiago nos dice que somos tentados de nuestra propia concupiscencia (Santiago 1:13-15).

Pero como también dije… En Jesús hay esperanza para cambiar eso… él puede ayudarnos para siempre pensar con cordura sobre nuestra vestimenta, a no engañarnos ni ser víctimas de la moda, a no idolatrar la ropa ni nuestra imagen luciéndola.

Ha sido muy especial el momento en que medité en el primer estado de Legión y el posterior… cuando se sintió libre de su prisión, cuando la calma vino a su mente atribulada y confusa y pensó con claridad sobre lo que lo rodeaba y sobre él mismo, cuando se dio cuenta que necesitaba vestirse apropiadamente, cuando supo que no debía ser violento con las personas, cuando vio que Jesús y sus discípulos no huyeron de él ni trataron de atarlo como le había pasado antes… ya me imagino cuando pensó en su familia cómo se sintió. Quién sabe cuántos creyeron en Jesús luego del testimonio de este hombre… aunque los gadarenos le dijeron al Señor que mejor se fuera de la región, la familia de Legión no podía ignorar lo que pasó… cómo habrán reaccionado al verlo entrar por la puerta, sonriente, hablando normal, calmado… y vestido… no solo con ropa que cubría su cuerpo, sino también con la justicia de su Salvador… excelente ropaje que aún viste Legión en el Reino de Dios.  

Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Lc 8:26–27). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Lc 8:35). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.”

Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Mr 5:1–4). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Mr 5:15). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.”

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